HISTORIA DE LA ENFERMERIA

1.-ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA ENFERMERIA

Siglo XX tiempo de progreso y modernidad, momentos que nos presentan figuras de tradición que hay que rescatar de los archivos a través de fuentes de donde habremos de reconstruir el hacer de cada uno de ellos como responsables de ver realizados los proyectos que fueron gestados en los siglos anteriores en la Nueva España, el México Independiente, seguido del Reformista; escenarios heredados que necesitarán de la participación de toda la ciudadanía.

 

Estos cambios para la profesión de enfermería serán de gran importancia a partir de las modificaciones a los planes de estudio, benéficos para las mujeres y que ya no se circunden sus enseñanzas dentro de los colegios de señoritas, permitiendo con esto ir más allá de una enseñanza básica, de esta manera se modificarán los requisitos de ingreso a la carrera de enfermería y así darle mayor formalidad a la enseñanza circunstancial que se proporcionaba para atender los hospitales coloniales, desde la expulsión de las órdenes religiosas hospitalarias y la administración de los nosocomios por las Hermanas de la Caridad.

 

Enfermeria antigua



El Estado debió de darse cuenta que se necesitaba preparar personajes idóneos para proporcionar cuidados de enfermería con una enseñanza dirigida propia de los vientos modernos que se dejaban sentir en el México de Porfirio Díaz, donde la mujer puede incursionar no solo en cuestiones de enseñanza, secretariales u obreras.

A finales del siglo XIX se fragua llevar a la realización dos proyectos hospitalarios que pudieran albergar los pacientes somáticos y psicosomáticos que estuvieron en diferentes instituciones coloniales, viéndose realizados estos sueños al inaugurarse en el año de 1905 el Hospital General de la ciudad de México y de donde se habría de gestar la creación de una escuela de enfermería, iniciando esta en el año de 1907 y que dependerá de dicha institución que igualmente albergaba a la Escuela Nacional de Medicina y de donde se habrá de proyectar en el año de 1911 el primer Plan de Estudios para la Carrera de Enfermeras y Parteras, iniciándose la enseñanza bajo este en el año de 1912.

Enfermeria antigua

A partir de su creación la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia fue modificando sus planes y para el año de 1922 se incorporan escuelas del centro e interior del país a la Universidad Nacional de México, solicitando a través de las autoridades les hicieran llegar los planes de estudio y así normar la enseñanza de la enfermería.

Como una profesión nueva la enfermería recibió gran impulso de la medicina y en su mayoría académicos de la Escuela Nacional de Medicina que fueron responsables de modificar los planes de estudio y continuando con este tenor aún después de separarse la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia en el año de 1945.

 

Antiguo edificio enfermeria

contexto historico
contexto historico

 

 


Durante la gestión del Dr. Everardo Landa se contempla la necesidad de separar la carrera de enfermería de tres años, a una carrera para enfermeras y otra partera que hiciera un total de cuatro años, permitiendo de esta manera cursar la carrera de enfermeras como requisito para lograr título de partera, grandes tribulaciones habrá de pasar para lograr un espacio propio.

 

 

En el año de 1948 con la gestión de la Dra. Emilia Leija se colocan las oficinas administrativas en el pasaje Catedral, se continúan realizando la práctica en el Hospital General de la ciudad de México y el Hospital Juárez, se prepara el primer curso de docencia para Enfermeras Instructoras en el año de 1952, sin embargo la necesidad de un espacio físico perdura y ante todas las negativas de autorizarlos solo queda solicitar bachillerato para ser considerada escuela universitaria, requisito que deberá de cubrirse a partir del año de 1953. Se lleva a cabo el Seminario de Educación de Enfermería en Zimapán Hidalgo en 1954 y que arrojo muchas de las experiencias en cuanto a la enfermería en el contexto nacional y las mejores propuestas para hacer crecer a la enfermería universitaria. En el año de 1955 se instala en la calle de Lerma en el número 76, un espacio que solo por las dimensiones albergaría a las oficinas administrativas, alumnas de primera año, y los laboratorios de la escuela.

Durante la dirección del Dr. Alfredo López de Nava se logro establecer un grupo piloto para alumnas con bachillerato y obtener el edificio de la antigua Escuela de Medicina en la calle de Brasil, donde permaneció hasta el año de 1979.

 

ENEO



Con el Director Lázaro Pavía Crespo de 1961 a 1963, por primera vez ocupa el cargo de Secretaria General una enfermera (Juventina Hernández Márquez); se establecen las equivalencias para revalidación de estudios y ex profesionales de escuelas incorporadas a la ENEO.

Se instala un laboratorio de enfermería e inicia el curso de enfermería pediátrica como el cimiento de una práctica especializada, siendo el Hospital Infantil de México el escenario y su Coordinadora Consuelo Mendoza Laugier.

Se inicia también el curso de enfermería psiquiátrica con la Enf. Renée Valle Caloca; se dan facilidades a las instructoras de enfermería para iniciar el bachillerato, situación que permitirá el otorgamiento de nombramientos de acuerdo a la preparación de la instructora.

Llega el momento para la Dirección interina del Médico José L. Amor de 1963 a 1964, donde se otorga el nombramiento de Subdirectora a Delia Otero de Pérez Beltrán, mismo periodo donde podemos identificar la elaboración del libro único de la Historia de la Enfermería en México por el médico humanista Federico Bravo Peña.

Durante esta gestión un hecho relevante en la carrera académica de la escuela correspondió a la designación de nombramientos definitivos a la planta académica otorgados por el Rector Ignacio Chávez; en el mismo periodo de 1963 se nombra Secretaria General a María de Jesús Morales Herrera y por primera vez forma parte de la terna de la Dirección una enfermera recayendo dicha iniciativa en la Enf. Partera Juventina Hernández Márquez.

Para los tiempos de 1964 a 1966 llega a la Dirección el Dr. Rafael Tovar VillaGordoa, obteniendo el permiso para hacer uso de tercer nivel de la Antigua Facultad Escuela De Medicina como laboratorio; se crea el departamento de psicopedagogía, trabajo social y queriendo incrementar el nivel cultural de la enfermería se crea el coro de las alumnas. Su deceso en el año de 1966 lleva a la Dirección de la Escuela a la Dra. Esther Chapa Tijerina, aprobándose la Licenciatura en Enfermería, además de formar una guardería para los hijos de las trabajadoras de la ENEO.

Con el Dr. Alejandro Guevara Rojas se da lugar al primer examen de admisión para alumnos del nivel técnico y se continúan los cursos post básicos en educación en enfermería. Durante 1967 el Consejo Técnico de la ENEO, autoriza cinco cursos post básicos de enfermería y aprobados en 1968. 

Los avances tecnológicos, científicos y académicos buscan una enfermería diferente, por lo tanto se fortalece la Licenciatura en Enfermería y Obstetricia. Se estructura el Plan de Estudios por semestres y en 1968 aparece publicada la creación de la Licenciatura en Enfermería y Obstetricia.

Vendrá a ser el año de 1970 cuando ingrese a la ENEO el primer alumno a la carrera Ricardo López Gudiño, pero debe quedar claro que ya hay desde la segunda década del siglo XX enfermeros titulados.


Durante los periodos de gestión de la Lic. Marina Guzmán de 1975 a 1982 se inicia un programa de Educación Continua, el curso Especial Transitorio para obtener el titulo de Licenciado en Enfermería, además del programa y anteproyecto del Reglamento de Servicio Social.

 

Enfermeria México


En 1976 crea el Sistema de Universidad Abierta, logrando llevar a la ENEO a las instalaciones ex profeso para la enseñanza de la enfermería.

Al llegar a la Dirección la Lic. Ma. Esther Hernández Torres de 1982 a 1986, se crean nuevas opciones de evaluación terminal para la Licenciatura en Enfermería, se refleja un impulso en la investigación en enfermería, tanto académica como de los educandos; se inician procesos formales para la evaluación de la Enseñanza Clínica y la creación del Taller de Tecnología para la Enfermería. Paralelamente se realiza un reacondicionamiento de la biblioteca.

Estudiante Enfermería


Durante los años de 1987 a 1994 la Lic. Graciela Arroyo de Cordero, inicia un perfil académico tanto para el nivel técnico, como la Licenciatura, se fortalecen los programas de estudios otorgando Cátedras Especiales.

Se instala un quirófano para práctica de procesos quirúrgicos y un laboratorio de pediatría, además de uno de computo; se crea el Centro Comunitario de Atención Primaria en San Luis Tlaxialtemalco.

En 1987 dentro del Sistema de Universidad Abierta la Licenciatura por ingreso años posteriores al primero, cuando el alumno ha laborado en una institución de salud por más de dos años.

En 1992 se construye la biblioteca de la ENEO e inicia el Examen Por Áreas de Conocimiento.

Con la Lic. Susana Salas Segura en los años de 1994 al 2003, la ENEO se convierte en Centro Colaborador de la OMS; se inician estudios de posgrado entre los años de 1997 a 2002 con el Plan Único de las Especialidades de Enfermería; en el mismo 2002 se aprueba Plan de Estudios del Programa de Maestría en Enfermería por los CAAByS, además de iniciarse los programas de alta exigencia académica (PAEA), PRONABES y PROBETEL; se inaugura el laboratorio de Fundación UNAM.

Se establecen convenios con el Sector Salud para profesionalizar a la enfermería a través del SUA, además de proyectarse la enfermería a nivel Internacional y Europeo.

Por ultimo con la gestión del Lic. Severino Rubio Domínguez, se caracteriza por una dirección de fortalecimiento a los estudios de Licenciatura a partir del ato rendimiento académico y obtener profesionales con sólidos conocimientos científicos, técnicos y humanísticos. Se refrenda la ENEO como instancia académica rectora de la enfermería en México.

Se genera una normatividad para el trabajo académico sustentado en Academias y Claustros; además de acreditarse la Licenciatura por el COMACE, previa evaluación del CIEES, se desarrolla un Plan de Estudios Nuevos para la Licenciatura en Enfermería y se crea la Unidad de Investigación y Posgrado.

 

2.-PERSONAJES HISTORICOS EN LA ENFERMERIA.

                                                                        

1. Irena Sendler (1910 – 2008, Imperio Ruso / Actual Polonia)

 
Popularmente conocida como “El Ángel del Gueto de Varsovia”, Sendler fue una enfermera que ayudó y salvó a más de dos mil quinientos niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Caminaba por las calles del Gueto buscando familias a las que ayudar, aunque muchas veces, madres y abuelas se negaban a entregar a sus hijos y nietos, ella nunca dejó de luchar.

En el 2007, fue candidata al Premio Nobel de la Paz, premio que finalmente no consiguió.

«La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad.»
                                                                                                

2. Florence Nightingale (1820 – 1910, Italia)

Nightingale, conocida como la madre de la enfermería moderna, pasó a la historia por su trabajo durante la Guerra de Crimea y por su contribución a la reforma de condiciones sanitarias en los hospitales militares.
                                                                                                

3. Edith Cavell (1865 – 1915, Inglaterra)

 
Edith Cavell ofreció su ayuda a soldados franceses, belgas e ingleses durante la Primera Guerra Mundial. Debido a esto, un tribunal militar alemán la condenó a muerte y fue fusilada el 7 de octubre de 1915, lo que generó indignación a nivel mundial. Las ciudades de Paris, Londres y Bruselas levantaron monumentos en su honor.
                                                                                                

4. Virginia Henderson (1897 – 1996, Estados Unidos)

 
Henderson inició su formación como enfermera durante la Segunda Guerra Mundial, época en la cual atendió a los soldados estadounidenses que resultaban heridos.

Para ella, la única función de las enfermeras era ayudar a las personas (sanas o enfermas) que no pudieran realizar por sí solas actividades a favor de su salud. Así, incorporó un modelo conceptual de principios fisiológicos y psicológicos que le han otorgado un lugar en esta lista.
                                                                                                

5. Mary Mahoney (1845 – 1926, Estados Unidos)

 
Durante 15 años, trabajó en el hospital de Nueva Inglaterra para mujeres y niños. También fue directora del asilo para niños negros de Howard. Su preocupación por la igual de las mujeres y su derecho a voto, la llevó a ser una de las primeras mujeres de Boston en registrarse para sufragar.
                                                                                                    

6. Elvira Dávila Ortiz (1917 – 2008, Colombia)

 
La investigación científica que realizó durante sus primeros años de vida profesional, llevaron a Dávila Ortiz a fundar el primer Banco de Sangre de su país. Sin embargo, el concepto de salvar vidas gracias a la transfusión de sangre era completamente desconocido en Colombia, por lo que Elvira tuvo que convencer a sus compatriotas que no corrían el riesgo de morir o contraer enfermedades si donaban sangre a enfermos. Gracias a su labor, que marcó un hito en toda Iberoamérica, fue candidata a la Medalla Florence Nightingale 2007, la cual reconoce los servicios ejemplares y los trabajos a favor de los enfermos.
                                                                                                        

7. Mary Seacole (1805 – 1881, Jamaica)

 
Seacole destaca en la historia de la enfermería gracias a la ayuda que brindó a los enfermos de cólera durante la epidemia que azotó a su país en 1850. También evitó una nueva epidemia en Panamá, país en el que concientizó a la población en el tema de la higiene y la ventilación. Finalmente, durante la Guerra de Crimea ofreció sus servicios al gobierno británico, el cual la rechazó por el color de su piel. Aún así, Mary llegó al lugar del conflicto con sus propios recursos y ofreció ayuda a los enfermos. Su trabajo nunca fue reconocido por el gobierno.
                                                                                                        

8. Clara Barton (1821 - 1912, Estados Unidos)

 
Conocida también como “El Ángel del Campo de Batalla”, Clara Barton fue una de las primeras enfermeras humanitarias de su país. Fue nombrada por A. Lincoln Superintendente de Enfermeras durante la Guerra Civil. Cuando ésta finalizó, organizó una campaña para encontrar a los soldados perdidos. También luchó para que el gobierno firmara el tratado de Ginebra, según el cual se compromete al cuidado de enfermos y heridos y a la sepultura de los muertos en caso de guerra.
                                                                                                        

9. Margaret Sanger (1879 – 1966, Estados Unidos)

 
Durante sus estudios de enfermería en el hospital neoyorquino de White Plains, Sanger tomó conciencia de la importancia del desarrollo de métodos anticonceptivos para evitar embarazos. Por ello, en 1914 fundó “The Woman Rebel” revista que le sirvió como ventana para promocionar anticonceptivos femeninos. En 1917, inauguró la primera clínica de planificación familiar y, tiempo después, fundó la Liga Americana para el Control de la Natalidad.
                                                                                                            

10. Helen Fairchild (1884 – 1918, Estados Unidos)

 
Fairchild realizó sus estudios de enfermería en el hospital de Pennsylvania en 1913. Cuatro años después, cuando su país le declaró la guerra a Alemania, Helen se ofreció como enfermera voluntaria. Durante su estadía en el Viejo Continente, sufrió de una úlcera gástrica que le obstruía el píloro como consecuencia de su continúa exposición a gas mostaza. En 1918 fue operada, pero murió cinco días después.

3.-HISTORIA DE LA COFIA Y SU SIMBOLOGÍA.

 
Etimología de la palabra “Cofia”
Hoy en día, la cofia es la malla que se ponen las personas que trabajan con el público (por ejemplo: enfermeras, cocineros, etc.), en la cabeza para cubrir su pelo, por motivos de sanidad. Pero en la edad media, era una malla que se ponían los guerreros debajo del casco. La palabra cofia viene del germánico kupja, y está relacionada con el árabekufiyya = pañuelo que se ponen los árabes en la cabeza, en hebrerokóva = gorra, sombrero y cofia en latín de esa época.
En la Enciclopedia Salvat dice así:
COFIA (del latín tardío cofia). Red que se ajusta a la cabeza para recoger el cabello o parte de él. Tocado hecho de blondas, encajes y cintas que usaban las mujeres. Gorro pequeño, complementario del uniforme que llevan las enfermeras, camareras, etc. Birrete almohadillado que se llevaba debajo del yelmo de la armadura. Pieza de la armadura antigua que se atornillaba a la calva del casco para reforzarla, y de la que pendían tres ramales articulados para la defensa del cuello. Cubierta membranosa que envuelve algunas semillas. Capuchón de la cápsula de los musgos.
En otras enciclopedias y/o diccionarios dice así:
Cofia es el nombre de: un tipo de tocado femenino; o un gorro acolchado que se llevaba antiguamente debajo del yelmo.

En otra enciclopedia dice:
Cofia: 1º- prenda femenina de vestir para sujetar parcialmente el cabello que forma parte de ciertos uniformes, como el de enfermera, camarera o sirvienta. 2 - Redecilla para recoger el cabello. 3 - Extremo duro de la raíz de las plantas, en forma de dedal.

Origen de la cofia
Dentro de la historia de la enfermería cuentan que en la “época oscura de la Enfermería” cuando esa ocupación la ejercían las prostitutas, y cuando se quiso reivindicar la profesión (en parte, lo que le correspondió a Florence Nightingale) para que la población distinguiera a una enfermera de una prostituta, principalmente cuando trabajaba de noche se ponían la cofia y eso era suficiente para que se les respetara, ya que significaba un trabajo noble, y así poder salir a curar a los enfermos a cualquier hora de la noche.

Símbolos Históricos de Identidad Profesional de la Enfermería
A través de la historia de la enfermería, a ésta se le ha identificado por cuatro símbolos, que justifican su identidad, estos son: Vestido Blanco, Capa, Lámpara, y Cofia.

El uniforme significa el conjunto de cualidades que tienen las profesionales de la enfermería, enfocadas a dar a entender que poseen disciplina y una esmerada atención límpida hacia sus semejantes, tanto del alma como del cuerpo.


Vestido Blanco
Al principio las estudiantes no utilizaban uniforme, sin embargo con el paso del tiempo éste consistió en un sencillo vestido de percal y zapatillas cómodas, un delantal a la altura del tobillo de color blanco, como sinónimo de limpieza y pureza. El uniforme significo la integración de un conjunto de cualidades que tienen las profesionales de la enfermería, enfocadas a dar a entender que poseen disciplina y una esmerada atención, hacia sus semejantes, tanto del alma como del cuerpo.

Capa 
Esta fue de tela de fieltro, se usó de este material debido a las bajas temperaturas, pues generalmente hacían guardias de 24 horas, siendo las noches largas y frías.

En una ceremonia especial se les imponía la capa, “ceremonia en la cual quedaban revestidas las enfermeras de su clásico distintivo. El significado de la capa es hacerles sentir el peso en sus hombros de la responsabilidad que han contraído con la sociedad al haber elegido la carrera de enfermera; al brindar cuidado, amor y dedicación, mismas que se han hecho evidentes y característicos de las Escuelas de Enfermería desde su creación.
 
Lámpara
Florencia Nightingale, se le ha considerado la precursora de la enfermería moderna, durante la guerra de Crimea en 1854. “… por las noches después de que se retiraban las demás enfermeras, hacía rondas en solitario y observaba el estado de los pacientes más enfermos. Estas rondas las hacía con su famosa lámpara, que tenía una pequeña mampara para que no se extinguiera la vela que llevaba en su interior (colocada en un candelero). Longfellow inmortalizó a esta dama llamándola “La Dama de la Lámpara”, o “Dama con una Lámpara”, en su poema de 1857”. De esta manera se ha distinguido a la enfermera con el símbolo de una lámpara, teniendo un gran significado y emotivo simbolismo de identidad profesional.

Cofia
La Cofia de color blanco, símbolo del honor, de la distinción y la responsabilidad, con la cual se identifica a la enfermera, entre los otros miembros del equipo de salud como el profesional dedicado al cuidado de las personas. Desde el punto de vista epidemiológico la cofia debe proteger el pelo de la enfermera para que no caiga sobre el campo de trabajo, por lo que el pelo debe estar recogido y colocado en el sobre interno de la cofia.

Algunas cofias de Enfermeras evocan a la de las religiosas, relacionada con la tradición católica, y puntualmente con el cuidado a los enfermos y el servicio humanitario (velo). Anteriormente también recibió el nombre de “Toca”, su diseño consistió en un “gorro”. Éste se remonta a la Edad Media, con el gorro se pretendía cubrir el cabello, ya que peinarlo constituía una larga y fastidiosa tarea que no se realizaba con más frecuencia de lo que se consideraba necesario. A la cofia se le ha considerado como signo de identidad. Entendiendo ésta como el resultado de un proceso ideológico, el cual exige un elemento de diferencia para poderse expresar, y en el que encontramos factores bien definidos como la pertenencia grupal o territorial.

Cierto es que la enfermera se distingue y tiene identidad profesional por sus conocimientos, por su capacidad para desempeñarse en cualquier área de su campo y por formar parte importante del equipo del área de la salud. No es la lámpara, la cofia, ni la capa, símbolos de identidad, sino que la identidad misma, la da la propia enfermera a través de su profesionalización constante y permanente.

Existiendo también un gran grupo de enfermeras militares protagonistas del cuidado a los heridos en las dos grandes guerras del siglo XX, cuya cabeza coronaban con cofias que delataban sus diferentes rangos, similares a las religiosas. Por otra parte las órdenes religiosas impartían cuidados tanto en hospitales civiles como militares.

La evolución en el modelo de las cofias de enfermeras desde la primera cofia religiosa hasta el abandono total de las mismas, refleja la historia de los cuidados. Las también denominadas tocas devienen en un elemento del rango y ciertos aditamentos como medallas, escudos y cruces condecoran el servicio prestado en las instituciones militares. Siendo las primeras dispensadoras de cuidados en muchos casos mujeres religiosas para los países colonizados, (quienes se cubrían la cabeza como parte de su hábito) no impidiendo que a nivel social existieran mujeres cuidadoras; parte del pueblo las que ofrecían los cuidados desde la transmisión de los conocimientos populares para realizar curaciones desde las ciencias de la naturaleza.

Estas últimas con saberes transmitidos de generación en generación a través de la tradición oral. Las mujeres en la familia dispensaban los cuidados de forma informal. En los primeros hospitales estaban empleadas quienes realizaban la limpieza en las que recaía ofrecer a los enfermos los cuidados rudimentarios, aún teniendo experiencia reconocida eran consideradas negligentes, llevaban cubierto los cabellos por un gorro (en razón de la tarea que cumplían).

La revolución que se produce a mediados del siglo XIX, en la práctica médica tiene un efecto profundo sobre los cuidados de la salud. Por la misma época, Florence Nightigale después de la guerra de Crimea a su vuelta a Gran Bretaña crea la primera escuela de Enfermería.
Varias razones explican la desaparición de la cofia y de algunos uniformes de enfermeras a partir de la década del 70. La carrera de Enfermería poco a poco permite la profesionalización, el uso de la cofia continúa siendo parte de la vestimenta de las auxiliares, anteriormente la cofia confería autoridad y distinguía a las enfermeras diplomadas.

Desde los años 1960 a 1980 las escuelas hospitalarias dejan paso a las Escuelas Universitarias, el sistema de enseñanza basado sobre el progreso de las jerarquías había pasado hacia conceptos democráticos de la educación y el respeto; por consecuencia la cofia en tanto indicador de nivel de formación pierde su significación simbólica. La evolución de los modelos de cofias de Enfermeras, desde la cofia religiosa hasta el abandono del uso de las mismas, refleja la historia de los cuidados; en el cual las primeras graduadas vestían uniformes que las distinguían de las no graduadas.
En otro artículo sobre la Cofia dice así:
Cofias. Ese artilugio que resulta simpático para quien no lo tiene que utilizar. Que en realidad no sirve para nada, pero que en determinadas esferas es exigido a sus empleadas para demostrar un extracto social alto. La cofia, artilugio hoy en día denostado y casi olvidado.

Sería interesante conocer un poco de su historia para poder comprender el motivo por el cual ha llegado a nuestros días algo que en la Edad Media era prenda lógica y de obligado uso en las mujeres independientemente al trabajo que desarrollaran.

Sobre su utilización en el medio sanitario hay varias versiones. Una de ellas es la estrecha relación que tiene la sanidad con las órdenes religiosas. Monjas y frailes fueron los primeros profesionales de la enfermería en la lejana Edad Media y en las primeras llevaban hábitos que cubrían desde la cabeza hasta los pies su cuerpo, dejando a la vista cara y manos. Las monjas hospitalarias pronto se vieron desbordadas de trabajo y acudieron a las seglares para ayudar en los múltiples trabajos que tanto entonces como ahora es preciso hacer en un hospital.

Naturalmente aquellas seglares no tenían ninguna relación religiosa. Es más, la mayoría incluso eran presas que cumplían sus penas en aquellos primitivos hospitales, y de alguna manera había que vestirlas teniendo en cuenta la moralidad exigida en la época y más en cuenta aún el serio trabajo a realizar, tan cerca de la gracia de Dios.

Suponemos que las monjas hospitalarias de la época no se habrán complicado mucho la vida para diseñar los “uniformes” de momento y lo más fácil para ellas y, además, garante de la moralidad evitando la coquetería femenina, era obligar a las seglares a cubrir sus cabezas con grandes tocas lacias, sin almidonar, después fueron almidonándose e incluso se fueron haciendo diversos diseños, siguiendo designios de la moda del momento, como pueden verse en diversos lienzos y grabados que han llegado hasta nuestros días gracias a famosos pintores.

Otra versión es la de que para distinguir a una “enfermera” de una “mujer de la vida” en sus rondas nocturnas camino de atender a algún enfermo en su domicilio, se ideo que las “enfermeras” llevaran una cofia almidonada en forma de cono, de color blanco y portaran siempre un farol con una llama encendida.


Otra versión más, la más generalizada, es la costumbre muy extendida en toda Centro Europa de cubrir la cabeza con peculiares diseños de tocas almidonadas y cofias de puntilla, ganchillo, etc. y diversas formas. Habitualmente se utilizaban para las faenas del hogar o del campo, guardando las más vistosas y perfectamente almidonadas para exhibir los domingos y festivos. Era una prenda tenida en más consideración en el norte y centro de Europa que en los países del sur, que siempre fue entendida como una prenda de trabajo y no como un tocado de adorno femenino.

En la Edad Media la mujer solía llevar grandes cabelleras y éstas dificultaban el trabajo, por lo que era imprescindible esta prenda y más aún si estamos hablando del trabajo en aquellos hospitales llenos de gente, humo de las linternas, parásitos, etc., y también como distintivo de quien está como trabajadora y quien no trabaja en el hospital.

Quizá ya desde aquellas lejanas épocas se trataba de dar, también, un sentido de distintivo característico de la profesión como “hospitalarias” no refiriéndose a las religiosas.

De todas las maneras en la Edad Media y posteriormente hasta casi principios del siglo XX, la cofia era una prenda que se utilizó con profusión en cualquier trabajo de los que se entendía como propios de la condición femenina: cocinera, doncella, “hospitalaria”, ama de leche, planchadora, institutriz, camarera, etc. Prueba del arraigo que ha tenido esta prenda es la diversidad de modelos que se exhiben en la región de Bretaña (Francia) hoy como prenda más del traje típico.

Poco a poco su uso se ha ido relegando al ámbito sanitario y es raro no asociar la palabra hospital a enfermera y ésta a delantal y cofia.

En tiempo más modernos de los hasta ahora tratados, se ha cuidado mucho la presencia del personal de enfermería en casi todas las ocasiones sin considerar mucho lo cómodo o práctico del uniforme, pero siempre tratando de dar una imagen de pulcritud e incluso de superioridad. Uniformes complicados, como los que en los años 50 del pasado siglo utilizaban las enfermeras de la Cruz Roja Española (bata, delantal, manguitos y cofia fuertemente almidonados. Las mangas de la bata se medio desmontaban y se sujetaban con corchetes al hombro). En el Hospital General de Asturias (H.G.A.) hasta bien entrados los años 70 solían llevar el delantal almidonado al igual que los manguitos, cuellos, cinturón y cofias.

A comienzos de los años 80, tanto la Seguridad Social (INSALUD) como el Hospital General de Asturias coinciden en renovar el vestuario de su personal de enfermería y lo primero que hacen es hacer desaparecer como prenda inherente de la enfermera la cofia. Posteriormente la sanidad privada emprende la modernización de su vestuario y, salvo honrosas excepciones, no es fácil encontrar clínicas y consultorios privados en los que su personal femenino sea portador de cofia.

Quienes la han tenido que usar recordarán lo enojoso que era soportarla durante una dura jornada de trabajo, pero hoy le dedicarán una sonrisa cómplice como lo que es: un artículo antiguo, viejo, con poca o nula utilidad, transmisora de las más temidas infecciones nosocomiales, producto de infinidad de dolores de cabeza, enemiga de los caros servicios de peluquería y símbolo para distinguir quien es enfermera o auxiliar de clínica.

“Actualmente todo el personal sanitario viste el mismo uniforme, sin distinciones de ningún tipo o con distintivos casi invisibles o de diferentes colores que resultan desconocidos para quien no es personal sanitario”. Todo está muy bien socializado y aparentemente no existen distintivos jerárquicos, aunque el paciente nunca tiene muy claro quién le está atendiendo ni qué profesional le está practicando la técnica.


Cofias de Enfermeras por Ángel Martín Artime
Mi gran amigo y compañero Ángel Martín Artime de Oviedo, al que me une la misma pasión por la Historia de la Enfermería, tiene una de las mejores colecciones de cofias que existen hoy en el mundo.

Ángel Martín Artime confiesa que lo suyo era estudiar enfermería, pero por cosas de la vida no pudo hacerlo en su momento. Más tarde ya no se animó a sacarse el título por mucho que le gustaran las materias a estudiar, así es que se quedó, siendo lo que él dice con humor, un ATS amateur.

Pero estamos seguros que no puede sentirse frustrado con una colección tan original como la que tiene, pues colecciona ¿quién puede dudarlo? material de enfermería. En realidad empezó con la colección de cofias de enfermera y, aunque luego fue ampliando el tema, hoy nos ocuparemos solamente de ellas.

Cuando le hemos preguntado cómo decidió hacer esta colección, Ángel nos ha explicado que todo empezó a finales de los años 70. Le llamó mucho la atención la uniformización en la vestimenta de las enfermeras y el control casi militar al que estaban sometidas. La Enfermera Jefe hacía unas inspecciones tan duras, para controlar la labor y hasta el aspecto de las enfermeras, que parecía una disciplina más propia de un ejército que de una institución sanitaria.

Una señora, que era familiar de Ángel, le habló del trabajo de las enfermeras que ella conocía bien y le contó anécdotas relacionadas con su mundo laboral, le enseñó el nombre de distintos objetos y sus utilidades y las normas de actuación que antaño se exigían a las enfermeras. Todo esto despertó aún más el interés de Ángel y decidió dedicarse a investigar sobre la Historia de la Enfermería y la Arqueología Industrial Sanitaria. Y entre otras cosas, se puso a estudiar el funcionamiento interno de los hospitales, especialmente los antiguos.

Un día su informadora le regaló una cofia muy bonita y almidonada y a partir de entonces esa pieza del uniforme de la enfermera fue su tema estrella. De hecho, a pesar del paso de los años, de las diferentes modas que se han seguido en la indumentaria femenina, de la diferencia de gustos y costumbres de unos países a otros y el hecho de que ya han caído en desuso, hay dos prendas que identifican siempre la iconografía de las enfermeras: las cofias y las capas que llevan sobre sus hombros.

No obstante, quizás esto ya se está perdiendo poco a poco porque, según ha observado Ángel, antes, cuando se quería copiar el traje de las enfermeras para vestir muñecas o hacer disfraces, las tres piezas distintivas eran el delantal, la cofia y la capa, pero ahora les cuelgan un fonendo del cuello y ya consideran que están representando a una enfermera.

Volviendo a la primera cofia que tuvo Ángel, nos explica que pertenecía a la Seguridad Social de finales de los años 70. Al cabo de unos meses consiguió la segunda cofia, que era de una auxiliar de clínica. Posteriormente tuvo otras también de la Seguridad Social, una de ellas de alumna y "picos de quirófano" y después consiguió una del Hospital General de Asturias, del que dice Ángel que nunca ha visto tanta variedad de uniformes como los que allí ha habido, pues ha llegado a contar seis uniformes distintos para casi el mismo trabajo, sin contar limpiadoras de zonas estériles, cocinas, etc.

Respecto a las cofias nos cuenta Ángel que la Seguridad Social siempre se ha decantado por modelos muy similares a nivel nacional y de muy simple manejo, pero las clínicas privadas y las antiguas instituciones sanitarias solían hacer llevar sobre sus cabezas a todas sus trabajadoras verdaderas esculturas de tela y almidón. Cada puesto de trabajo femenino tenía su correspondiente modelo de cofia totalmente distinta a la de otro puesto de trabajo, eran un indicativo del rango profesional.

Los orígenes de esta prenda son muy antiguos. Ángel nos ha explicado que en el año 580 el Obispo Masona fundó en Mérida (Badajoz) unxenodoquio, primer hospital español del que actualmente se tiene noticias. En él ya se encuentran datos y referencias de la labor de enfermería. En aquellos años las "enfermeras" que tenían que asistir a los enfermos de noche, debían desplazarse por las calles de la ciudad casi sin luz y con mucho peligro, así es que decidieron usar una cofia (así se llamaba entonces a los tocados femeninos) en forma de cono de color blanco y también llevaban una lámpara de aceite en la mano.

De ahí que uno de los distintivos de las enfermeras sea la lamparilla de aceite o la vela en un portavelas. Esta referencia nos hace pensar enFlorence Nightingale, precursora de la enfermería moderna, a la que se conocía como "Señora de la lámpara", precisamente porque se iluminaba con una de ellas mientras visitaba y cuidaba de los enfermos durante la noche.

Las cofias evocan, de forma simplificada, las tocas que llevaban algunas de las congregaciones religiosas, dedicadas durante siglos al cuidado de los enfermos. Por cierto, hay que señalar que hay muchos escritos dedicados a la labor de religiosos y religiosas en los hospitales de la Edad Media, junto con personal seglar.

Actualmente las cofias han desaparecido casi por completo y una de las causas de ello es a causa de las infecciones nosocomiales, es decir, las infecciones oportunistas que "viajan" en prendas que no se limpian a diario, como es el caso de las cofias. Las capas también han caído en desuso, pues antes se utilizaban mucho cuando las enfermeras tenían el turno de noche, ya que se las ponían para no pasar frío, ya que eran de fieltro y abrigaban bastante, pero ahora, afortunadamente, ya hay calefacción en todos los hospitales.
 

4.-ESPECIALIDADES EN LA ENFERMERIA.

 

• 1785 REAL DECRETO 3 de julio, núm. 992/1987, ( Mº. 

Relaciones con las Cortes y de Secretaría del 

Gobierno).ENFERMEROS-ENFERMERAS. Regula la 

obtención del título de especialista.

• Art. 2.° Uno. A 1os efectos previstos en este Real

Decreto se crean las siguientes Especialidades en 

Enfermería.

1. Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matronas).

2. Enfermería Pediátrica .

3. Enfermería de Salud Mental.

4. Enfermería Salud Comunitaria .

5. Enfermería de Cuidados Especiales.

6. Enfermería Geriátrica .

7. Gerencia y Administraci6n de Enfermería.

El Real Decreto 450/2005 de 22 de abril, es la normativa actual por la que se regula la obtención del título de Enfermero especialista. Expedido por el Ministerio de Educación y Ciencia,  es obligatorio para poder ejercer como profesional de una especialidad enfermera. El texto, publicado en el BOE de 6 de Mayo de 2005, actualiza el catálogo de Especialidades de Enfermería y establece que son siete: Obstétrico-ginecológica, Salud Mental, Trabajo, Geriátrica, Pediátrica, Familiar y Comunitaria y Médico-quirúrgica.

 

5.-EL FUTURO DE LA ENFERMERIA.

 

VISIÓN DEL CIE SOBRE EL FUTURO DE LA ENFERMERÍA

Unidas en el CIE, las enfermeras de todas las naciones hablamos con una única voz.  Hablamos como defensoras de todos aquellos a quienes servimos y de quienes no reciben nuestros servicios, e insistimos en que la justicia social, la prevención, los cuidados y la curación son un derecho de todo ser humano.  Estamos en la vanguardia de los progresos de la atención de salud, configurando en todo el mundo las políticas de salud con nuestras competencias, el vigor de nuestros miembros, nuestras contribuciones estratégicas  y económicas, la armonía de nuestros esfuerzos y nuestra colaboración con el público, profesionales de salud, otros asociados e individuos, familias, comunidades a los cuales ofrecemos cuidados.

Nuestra misión es conducir a nuestras sociedades hacia una salud mejor.  Trabajando juntas en el CIE, aunamos los conocimientos y el entusiasmo de toda la profesión de enfermería para promover estilos de vida sanos, lugares de trabajo saludables y comunidades sanas.  Fomentamos la salud de nuestras sociedades y de las personas prestando apoyo a estrategias de desarrollo sostenible que mitigan la pobreza, la contaminación y otras causas subyacentes de las enfermedades.

Trabajando juntas, estamos en primera línea en la incorporación de la tecnología avanzada en los cuidados de salud sin olvidar el elemento humano.  Estamos decididas a que la ciencia y la tecnología permanezcan al servicio de cuidados éticos y compasivos que incluyen la satisfacción de las necesidades espirituales y emocionales.

Trabajando juntas, y esforzándonos por implicar a los estudiantes de enfermería, conseguimos niveles más altos de formación de enfermería en todas las naciones - una formación que tiene una base liberal y científica, es flexible y sensible a las culturas, y está fundada en los valores centrales de nuestra profesión.  Conseguimos que las enfermeras sean formadas para desempeñar, en la política y como dispensadoras de cuidados, funciones más amplias que integran plenamente y utilizan la enfermería en equipos de salud multidisciplinarios.  Equipamos a las enfermeras con las capacidades necesarias para acceder a la prestación de los cuidados de salud, ser capaces de dispensar esos cuidados a los clientes y orientarlos hacia otros dispensadores de cuidados si es conveniente.  Adquirimos constantemente nuevos conjuntos de competencias para dirigir y reflejar cambios dinámicos en los cuidados de salud, y conseguimos que los sistemas de atención de salud reconozcan y recompensen esas competencias.  Juntas trabajamos por valores, políticas, normas y condiciones que liberan a las enfermeras para ejercer en toda la medida de su formación y capacidades y dentro de entornos seguros y humanos.

Nuestro trabajo juntas está orientado por un modo de pensar común de la enfermería: un compromiso para con los cuidados en el sentido más pleno, ser defensoras de nuestros pacientes, ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas y hacer por ellas lo que ellas harían sin ayuda si tuvieran la fortaleza, voluntad y conocimientos necesarios.

Nuestros esfuerzos recíprocos aseguran que el CIE es dinámico, inclusivo y proactivo y que la profesión de enfermería es altamente valorada en todas partes y adecuadamente utilizada, reconocida, recompensada y representada en todo el sistema de atención de salud.  Nuestra más alta recompensa es el conocimiento cierto de que nuestro trabajo está modelando un futuro de personas sanas en un mundo saludable.